9000 km: de Mongolia a Cerdeña

Poco más de 9000 kilómetros separan Mongolia de Cerdeña. A pesar de la enorme distancia, las dos tierras tienen más en común de lo que podría pensarse.

Entre los usos y costumbres tradicionales, el canto es sin duda la práctica que más une a los dos pueblos. Ésto confirma la analogía entre el canto difónico mongol y el canto a tenore sardo de donde nació, en 2012, una famosa colaboración entre los cantantes difónicos mongoles Tsogtgerel Tserendavaa y Ganzorig Nergui y el Cuncordu e Tenore de Orosei.

El ‘Khoomei’, canto difónico gutural de Mongolia, es una técnica vocal muy particular que permite ejecutar simultáneamente hasta tres notas armónicas distintas entre sí, entre las que emergen los timbres guturales, es decir, sonidos roncos y duros que se emiten cerca de la laringe y la garganta. Suele ir acompañado de instrumentos musicales de cuerda como el Morin Khuur (violín con cabeza de caballo), instrumentos aerofónicos como el Aman Khuur (arpa a boca o ‘trunfa’ en lengua sarda) y la flauta Tsuur.

Canto difónico mongol

El canto a tenore sardo fue incluida en la lista del patrimonio inmaterial de la humanidad por la UNESCO en 2005. Generalmente se compone de un cuarteto, sa boche, sa mesu-boche, sa contra y su bassu. Los dos últimos producen sonidos guturales; su bassu, en particular, alcanza los tonos más bajos y ‘más duros’.

Canto a Tenore Sardo
¿Cuándo nacen estas singulares formas de cantar? ¿Cuál es su origen?

Se supone que tienen orígenes muy antiguos. Si por un lado los dos cantos están unidos por los característicos sonidos guturales, por el otro emerge su función de práctica espiritual.

El mongol, que afecta al noroeste de Mongolia, es descendiente directo de los cantos de la República de Tuva, en Siberia. El Chamanismo mongol-siberiano utiliza la voz como una herramienta fonética necesaria para crear contacto con entidades espirituales presentes en la naturaleza. Se imitan y reproducen los sonidos del agua, del viento y de los animales.

Por el contrario, el origen del canto de tenor sardo parece ser mucho más vago. Se piensa que ya estaba presente en la época de los Nurágicos, hace casi 4000 años. Las tres voces que acompañan al cantor ‘sa boche’ probablemente también imiten los sonidos de los animales, en particular el buey, la oveja y la cabra, pero aún así debe notarse que esto sigue siendo solo una hipótesis, y no hay nada de eso averiguado

Sin duda ambas son canciones muy relacionadas con el mundo agropastoril y con los acontecimientos que lo caracterizan, un aspecto más que une a los dos pueblos. De hecho, los pastos dominan y distinguen tanto las inmensas llanuras de la estepa mongola como los paisajes más pequeños y diversificados de Cerdeña. Baste decir que las cabezas de ganado son mucho mayores que el número de habitantes, especialmente en Mongolia, donde hay 60 cabezas de ganado por cada habitante.

Pero este es otro discurso que más bien atañe a dinámicas ligadas a los sistemas capitalistas globales, que nada tienen que ver con los usos y costumbres de un mundo pastoril cuyos orígenes son mucho más antiguos.

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